jueves, 27 de septiembre de 2012

París Fashion Week. Parte 1.

Lanvin, Limi Feu y Balenciaga.

Balenciaga.

Nicolas Ghesquière es, probablemente, uno de los diseñadores más prometedores de París debido a la gran creatividad que ha demostrado tener a lo largo del tiempo. Lamentablemente el día de hoy exhibió una presentación increíblemente torpe y confusa.
La colección presentó tanto estructuras fuertes pero repetitivas que se definen en volados orgánicos en faldas contraponiéndose a la silueta geométrica y rígida de los tops e incluso siluetas de lo más aburridas que podríamos encontrar con facilidad en la semana de la moda de Nueva York, una gama de colores opaca que incluía desde tonos fuertes como el negro, gris y rojo hasta una gama pastel acompañadas de estampas sin sentido de la excitación de la creatividad, un cierto parecido a la estética Proenza Schouler  y una increíble capacidad para hacer prendas extremadamente vendibles (Ghesquière nunca hizo las cosas tan fáciles). 

Simplemente desconcertante.









Limi Feu.

Cuando una colección es satisfactoria, no hay mucho que decir. Siluetas orientales (seguramente provenientes de su padre, Yohji Yamamoto) con un dejo grunge, elementos y detalles como los sombreros forrados en cuero o la ruptura del molde de los abrigos que dan lugar a siluetas nuevas y desestructuradas, logran destacan la confección de la ropa y elevarla a una perspectiva más rica. Si bien la colección está compuesta por poco color: negro, blanco, nude, gris, rojo y azul, el estilismo logra complementarlos para dar una propuesta sólida, innovadora y concisa que nos da una bocanada de aire fresco entre la monotonía de sus pares.









Lanvin.

El sr. Albaz debería, junto con muchos otros viejos diseñadores, retirarse del mundo del diseño para dejar que nuevos diseñadores redefinan la marca. La envidia ni la maldad me mueven a hacer ésta afirmación, sino la pobre colección que presentó el día de hoy en París.

El desfile empezó con una serie de conjuntos en su totalidad negros con favorables siluetas asimétricas y geométricas que daban un efecto positivo a la colección pero luego empezaron a desfilar los conjuntos hechos o decorados con hombreras, piedras y joyas hasta el hartazo. Insoportable. Después se calmaron las aguas y volvieron las típicas siluetas holgadas en vestidos, monoprendas (que nuestra divina Maria Cher estará encantada de copiar) y trajes que llevaban recortes para dar un dejo de minimalismo. Para concluir, una serie de vestidos que llevaban a dos extremos: algunos tenían muchos detalles como los moños o el volumen mientras que otros eran lisos y de formas simples.









Fotos: Style.com

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